Azucena Acuña había comenzado a sufrir robos desde antes de la muerte de su concubino. A mediados de marzo habían dejado la vivienda ubicada en Amberes para hacer unos trámites, y cuando regresaron a la noche encontraron que le habían roto la puerta y le habían sacado un televisor LED de 24 pulgadas, que había comprado unos días antes.

El 19 de mayo, el concubino de Acuña murió. Después del sepelio, la mujer regresó a la vivienda y encontró la puerta destrozada. Esta vez le robaron una cama de dos plazas, una heladera, seis sillas plásticas, una mesa plástica, un placard de color cedro de madera, una bicicleta, una cocina de dos hornallas y una antena de televisor, entre otras cosas.

La mujer tuvo que dejar la casa e irse a vivir con sus familiares en la localidad de Macio, en el departamento de Simoca. Recién el 4 de junio hizo la denuncia en la Brigada de Investigaciones Oeste, que está a cargo del comisario José Díaz.

Los policías Franco Gómez, Hugo Carreño, Raúl Fernández, Jesús Gómez y Pedro Gómez, fueron hasta Amberes. Por los datos que les dieron los vecinos de esa localidad, comenzaron a sospechar que los autores del “escruche” serían los dos hijos del concubino de Acuña.

El juez Mario Velázquez autorizó los allanamientos solicitados por el fiscal Jorge Carrasco a dos viviendas de Amberes, ubicadas a la vera de la ruta 326. Los policías de la Brigada realizaron la medida el lunes a la tarde y en las casas encontraron los muebles que le habían robado a Acuña. La orden de allanamiento no incluía un pedido de detención, y se continúa investigando la participación de los sospechosos en el hecho, dijeron fuentes judiciales.